Dos chicas al sol

Ahí están las dos,
en la hierba de la piscina,
no valen mucho, la verdad,
rubias como tulipanes o mantequilla fría
sentadas al sol en sus toallas de colores

piernas dobladas al cielo
y brazos detrás del cuerpo,
estirados, apoyando sus manos
en la hierba caliente
al borde de sus toallas de colores.

Sudan a chorros
y no se van a la sombra,
insisten con el sol,

una de ellas saca una botellita
de agua de una mochila negra,
le da un buen trago
y después la deja
en un fragmento de sombra
que desprende un álamo tísico

y sigue sudando,

el sudor se mezcla con la crema solar
y va creando en sus cuerpos
gotitas luminosas como la purpurina.

Tienen calor
y sin embargo
dejan que el sol las viole.

Ahora se dan vuelta,
le ofrecen su culo al reluciente sol,
y él se pone a lo suyo de nuevo,
impertérrito.
Yo me levanto
y me voy al bar.

Dos mirlos

Mis nervios
como tremendas espadas alemanas
cortan filetes de mi propia carne
al son de las Valkirias,

mis nervios
embutidos en un eterno traje de boda
esperando el veredicto
de un dia de noviembre lluvioso.

Mis nervios,
alquitrán cuajado sensible
al canto glorioso del gorrión,

2 mirlos en un tejado
tejen el alba a trino limpio.

Mis nervios desprendidos de mi aliento,
mis nervios esparcidos por el suelo.

El alma se transforma, toma forma, se entorna.

Mis nervios en estado de gracia,
mi gracia en estado de nervios,
2 mirlos sangrando el alba,
me han vuelto a poner los cuernos.

A veces

Cuando todo parece caerse
un golpe de luz
bombea la sangre hasta mis ojos
para dar con los tuyos.

No creo que otra caída pueda hacerme más daño,
siempre duele, si,
sobre todo si no andas muy cerca del suelo.
Pero hace ya tiempo que me arrastro.

Aún así me dejo llevar
porque creo que vale la pena
contemplar a una hermosa flor alzándose valiente
por encima de todo este montón de basura.

Así que cuando vuelva a verte
y el sol se haya cansado ya de nosotros,
sobornaré a la luna,
para que esa noche

se quede

un

rato

más.

Agua bendita

Cuando estén pronunciando
mi panegírico
yo estaré cagando algodón
en las llanuras del cielo
para que vosotros
lo confundáis con nubes.

Eso es lo que hacéis en la vida,
confundir los mensajes,
las verdades, las mentiras,
el aire, el aire...
confundirlo todo.

Os beberéis mis meados
y creeréis que son agua bendita
de Cellini
y me reiré,
aún sabiendo
que he perdido
la última batalla.

Al fin y al cabo

Llagas desgarrando el agua tibia
ojos arrancados de cuajo de sus trincheras
cuervos blancos que recitan versos negros,
la muerte
quizás
detrás del aliento espera.

La aguja no quiere que entre el hilo.

El amor afila su hoja.

El salmón se aburre en la nevera.

Las cabezas están huecas como pólipos.

El amor se aburre como un salmón.

Un crujido me avisa
que hay una puerta cerca
y salgo por patas.

La muerte
quizás
detrás de la puerta espera,

y por mucho que mire tanto este papel
no llegaran más palabras
al costado de mi ansia,
así que,
es posible que sea verdad
que ella esté ahí detrás,
al fin
y
al
cabo.

Alba falso

Un refregón en el cielo
en forma de nube en la mañana
en fondo pastel de yema batida.

Cuajarones en el horizonte
ensartados por un cable de luz enmascarado.

La primilla se sostiene
en jaque libre al ratón,
aletea inmóvil e indecisa
dando segundos de cortesía
a la vida que muere.

Zas!!!

Honor y debilidad
se revuelcan por la tierra
al son de la supervivencia eterna
levantando el polvo de la vida en vilo
en el filo de la última mañana...

quizás.

Apolo

Ahí viene Apolo
con una lira tatuada
en el hombro izquierdo,

ahí viene remando
por debajo de las piernas de Rodas,

remando hacia el Oeste.

Llega tarde a salvar
a un viejo héroe de barro,
se dio cuenta tarde de su dolor.

El barro hierve ahora
y mi héroe lleva tiempo
trenzando una vieja soga de esparto.

Ahí llega Apolo, tarde,
con su lira tatuada
y un ramo de flores mustias
que arrancó de algún parque
entre Corinto y Málaga.

Llegas tarde Apolo,
se oye por debajo de la tierra,

intenta salvar esas flores moribundas,
al menos.

Aquí

Entre la rabia y el viejo bardo de la noche,
que una vez más
no sopla a mi favor.

Dentro de este flagrante vacío
perpetrado por la humanidad.
Vacío masticado y vomitado
por una vida abotargada y cansada.

Arden las casas del pueblo
a la vez que las farolas mueren
ahogadas en su propia luz.

Hoy no se ha tirado nadie por el balcón,
aún así,
moriré una vez más....

por todos

vosotros....

si.

Ardo

Ardo aquí
en el nacimiento de esta noche,
y mis llamas azules
se evaporan en tu busca.

Mi alma va en ellas
hacia tus manos
dejando un rastro de ceniza.

No hay viento
no hay mar
no hay velas
no hay olas.

Solo la luz de tus manos.

Ahora estoy vacío
porque tú tienes lo que soy.

Ahora ardo aquí
en mi

en el delta de la noche,
en el cambio de turno de la eternidad.

Ahora hay viento,
y sopla suave desde tu orilla

arrastrando el resto de mis cenizas
hacia tus manos.

Aún

De nuevo aquí
en la oscuridad de mi ser.

El infierno vuelve a abrirme sus pesadas puertas.

Cuando el dolor te aprieta con ganas
no hay ningún sitio donde puedas meterte.
Es como una gran garra
que abarca todo tu cuerpo
comprimiendo tus huesos
contra la carne y batiendo tu sangre
a toda hostia sin que puedas hacer nada.

No intentes hacer nada,
solo alégrate cuando se haya ido
porque has tenido algo realmente tuyo.

Considéralo como un regalo,
porque es la única forma que tienes
de saber que AÚN sigues vivo.

Autodestrucción

Las ventanas escupen sus cristales
al aire contaminado y denso

se asoma por ellas
la lepra desquiciada
para mirar su reflejo
en los charcos rotos del vidrio.

El aire es ahora
otra cosa aún no nombrada,
ya no es aire,
es el aliento de la humanidad
que ha ido embozando el ambiente
desde hace siglos.

El aire es ahora más espeso y venenoso,
más virulento y áspero,
y eso es lo que respiramos,
nuestro veneno
fabricado y embasado
y asumido
desde hace siglos
por nosotros mismos.

Vamos hacia donde vamos
solo porque nosotros mismos
queremos.

Ayer

Eras palabra de agua en mi boca,
goteabas en mi piel desconchada por los fracasos
y me llenabas
vaciando los charcos de mi alma turbulenta.

Ayer fue el olvido,
hoy el recuerdo.

Ayer tuve bastante:
lo que fuimos.

Fuimos el preludio dulce del dolor
y la luz del túnel,

una flor
en la solapa del verdugo
y la sombra del patíbulo,
el reto a la vida.

Fuimos todo

y resistimos justamente

lo que teníamos que resistir.

Cáliz

Una noche más
mi copa se mantiene firme
como un solemne cáliz
irreverente y burlón
que aunque al final sea consumido,
sabrá hacerlo con elegancia,
una noche más.

Una noche más
pensando en que de algún modo
tengo que dar contigo

ya que he estado tantas veces
apunto de hacerlo
que me has tenido que sentir.

Y pienso una noche más
que en verdad debo de encontrarte,

antes de que las campanas
doblen
por alguno de los dos.

De buenas a primeras

Las tristes baldosas del suelo
de mi piso alquilado
se mecen entre la oscuridad y la sombra
dentro del espacio blanco
que dejan las agujas del reloj.

Las piso subestimándolas
y antes de hacerlo
noto como corre el aire frío
entre ellas y yo,
noto el vacío tedioso del tiempo
que se asoma por sus carriles ciegos mirándome
y la luz,
la luz ebria,
la luz ebria y sombría,
como la que se refleja en un alfiler al sol
en un medio día de invierno.

Solamente andaba por casa
tratando de olvidar algo,
y de buenas a primeras
empecé con esto.

De una vez por todas

Las gotas de lluvia se parten con rabia
en el suelo de esta tarde oscura.

El tiempo pasa muy lentamente
bajo el punto de vista del tiempo,
bajo el mío es mi piel arrugada
punzándome la carne y limando mis huesos
diciéndome:
date vida.
Intento ir lento,
como una nube varada pero cercana,
y lo hago abriéndome paso
por debajo de las sombras de las flores,
por encima de la luz

sin dolor,
porque YO soy el dolor,
y sin llanto
porque soy el sueño de un grandioso copo de nieve
desafiando al verano en un atardecer oscuro.

Y ahora...

consúmeme

de una vez por todas.

El amor es un cuchillo largo y oxidado

El amor es un cuchillo largo y oxidado
clavado en una espalda tersa y despistada
como un rayo enfermo.

Insulto ebrio de sangre y barro
a la cara, derrame turbio y lento
por los costados de la mente,
parásito invasor calenturiento.

Ramas partidas
mentes quemadas
jaque al peón herido.

Alma deshuesada
separada
y exiliada.

Lluvia de aristas vivas en abanico
colándose por un tragaluz roto.

Sombra fugaz de una gota de rocío superflua,
tarde que cae en picado sobre un balcón vainilla.

Un relámpago huye despavorido
de las garras de algún dios
y viene a sentarse aquí abajo,
a mi lado,
en una silla de madera vieja,

a mi lado.

Un sol de acuarela
dibujado en un papel por un crío
se aburre en mis ojos.

El amor es un cuchillo largo y oxidado
clavado en la retina de un ignorante.

El vuelo de los cuervos

Esta mañana
caen los surcos de cordeles de hierba
como una catarata de tierra blanda
bañando un recodo de laguna verde
en el infierno de mis ojos tristes.

Caen los surcos,
verticales
con respecto a mi,
hierba que brilla
rompiendo el azul claro.
La muerte es demasiado alegre a veces.

La sangre no llega,
a veces,
a todos los recodos.

El vuelo negro de los cuervos,
a veces,
se despliega en los cañones
cuando atardece
formando volutas de sangre,
en lo alto,
adornando el glorioso patíbulo dormido
de un hermoso adiós.

En lo alto
de ti...?
de mi...?...

Ficus

Si sufres en tu dolor,
sufre en tu dolor,
no le des la vara
a tus amigos(si los tienes)
ni a nadie.

Un ficus no es más que un ficus.

Aunque él
seguramente sufra,

más

que

tú.

Hojas secas que el otoño arrastra

Derramadas por el viejo Dios de azufre,
pisoteadas por la irónica venganza de la vida.

Segundo plato de amargos e interesados poetas.

Arded en las tardes de miseria
para iluminar la estupidez
de esta raza desagradecida,

y arded en las noches de sangre
para que,
aunque solo sea yo,

piense en vuestro sufrimiento.

Inmortalidad

Es la eterna lucha
Entre la luz y la oscuridad
por instalarse de una vez
por todas.

Las cosas se avecinan
para finalmente llegar,
como el dolor,
como el amor,
como las 5 y cuarto de la mañana del lunes,
como la muerte.

La luz penetra en la oscuridad
como un florete romo violándola
para luego ser devorada
otra vez.

Todo seguirá ese curso
hasta que ocurra algo
que interrumpa este ciclo mortal
que juega con nosotros al mentiroso
sin comodines.

La inmortalidad es una eyaculación intermitente
y gloriosa del recuerdo...

y yo ya no me acuerdo
de la mayoría de las cosas
que hace tiempo olvidé recordar.

Acerca del autor

Acerca del autor

Biobibliografía

Óscar Malvicio nació en Gerona y reside en Guadalajara (España)

En el comienzo de su oficio escriturario, su obra ha sido publicada en revistas literarias on-line y ganado algunos certámenes de poesía.

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